La música en sí es sonido y silencio que percibimos con nuestros sentidos y analizamos

con nuestra percepción y cognición. Si además ésta es conocida y entra dentro de nuestra 

historia musical se relaciona directamente con situaciones, recuerdos e inevitablemente con EMOCIONES.

 

Somos, nos guste o no, seres emocionales. Y aunque el camino para sufrir menos radica en

la gestión y canalización de ellas, todos las llevamos dentro, algunas salen y otras las reprimimos de manera inconsciente por dolor, vergüenza o culpa. Y todas ellas necesitan ser reconocidas

y abrazadas para poder sanarnos. Cuando, por el contrario, las dejamos en el olvido,

o las reprimimos, es cuando salen en forma de enfermedad.

La Musicoterapia permite ese canal de expresión hacia fuera, mirarlas de frente y abrazarlas

para liberarlas.

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Y como todo lenguaje, es un medio fantástico y agradecido para la expresión

y la comunicación, sin necesidad de lenguaje hablado. Gracias a su universalidad, permite 

a TODOS, sin distinción alguna, su comprensión.